Agro y finanzas: ¿Cómo cerraría la campaña 2023/24?

El análisis del panorama macro financiero al cierre de la campaña 2023/24 de maíz y soja en Argentina fue el eje del encuentro que realizamos desde TSA Bursátil junto a la Bolsa de Comercio de Rosario. A continuación, compartimos un resumen de lo abordado.

19 de abril de 2024

 El martes realizamos una charla virtual sobre análisis de mercados, donde hicimos hincapié en el contexto internacional y local, cuáles son las perspectivas del agro para este año y cómo afectaría a la macroeconomía. Fue llevada adelante por Julio Calcagnino, nuestro Research Team Leader, y Bruno Ferrari, quien se desempeña como Coordinador del Departamento de Estudios Económicos en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). 

En cuanto al escenario internacional, Julio Calcagnino comentó que “Estados Unidos registró por tercer mes consecutivo una inflación mayor de lo esperado, generando ajustes sobre los activos de riesgos y en los commodities”. Además, destacó el papel significativo que los precios de la energía están desempeñando, especialmente por el conflicto en Medio Oriente.

Previamente a la revelación del dato de inflación de marzo, el mercado de futuros se alineaba con la Fed para tres recortes de tasas de interés en 2024, comenzando en el sexto mes. Sin embargo, posterior a la publicación, las expectativas se redujeron a dos recortes con aproximadamente 15% de probabilidad de que ocurra en junio. Nuestro especialista de Research remarcó que este cambio “contrasta fuertemente con las expectativas de que se produzcan siete a principios de año”.

Proyectando para adelante, “la baja de tasas llegará por alguna disrupción en la economía real o por prevención”, señaló. En el primer caso, la dinámica sería desfavorable para el S&P 500, “que no actúa bien en contexto de recesión”.

Calcagnino dio lugar a la explicación de lo que sucede en el contexto local detallando que “la tendencia a la baja de la inflación y la estabilidad del tipo de cambio continúan siendo los principales activos del oficialismo”. “La necesidad de crear ‘músculo político’ y garantizar la sostenibilidad del ajuste fiscal y cambiario sigue siendo una deuda”, expresó. 

En relación al mercado, explicó que sobresale la serie de tipo de cambio real multilateral que, de acuerdo a ciertas perspectivas, podría indicar apreciación cambiaria. Esto hace difícil recomendar posiciones de “carry trade”, aunque las condiciones actuales permiten a los activos en pesos obtener buenos retornos en moneda dura. A su vez, el BCRA recortó la tasa de pases pasivos en 10%, repercutiendo sobre las cotizaciones de los activos, con una buena performance de los bonos CER. Por lo tanto, “los bonos soberanos “hard-dollar”continúan presentándose como la mejor relación riesgo-retorno”, sostuvo nuestro Research Team Leader y señaló que “conviene una posición diversificada en lo que es bonos hard-dollar”. 

Al iniciar su exposición, Ferrari explicó que la producción agrícola para el período 2023/24 podría ser considerablemente mayor que el año anterior, pero menos optimista que las estimaciones de diciembre. Según detalló, el 2023 fue bajo debido a la sequía, con una producción de 82,2 MTn, en comparación con 131,2 MTn esperadas para 2024, aunque esta cifra se ha visto reducida. “La sequía y la infestación de la chicharrita han impactado duramente al maíz, que ha pasado de 57 MTn a 50,6 MTn, con posibilidades de recortes adicionales según evolucione el cultivo”, agregó. 

Respecto a las precipitaciones, las lluvias durante la siembra estuvieron por encima del promedio de los últimos cinco años, mejorando los perfiles y las perspectivas de cosecha. El especialista destacó que “actualmente las reservas de agua útil son muy buenas, lo que deja al sector en una posición favorable para la siembra de cultivos finos 2024/25”. Así, el avance de cosecha de soja y maíz 2023/24 están en línea con los promedios históricos, con 10% y 19% de avance respectivamente.

En cuanto a las exportaciones, el profesional de la BCR señaló que “se espera un impacto macroeconómico significativo del agro, especialmente en soja, maíz y trigo”. Para el 2024, “se proyecta un ingreso total de 26.840 millones de dólares, lo que representa un aumento respecto al año anterior, aunque una disminución considerable en comparación con 2022 debido a la caída de alrededor del 30% en los precios internacionales de los principales commodities exportados”.

En el aspecto comercial, “este año se destaca el bajo volumen comprometido con precio firme en comparación con las estimaciones de producción”, expresó Ferrari. Entre la soja y el maíz, se acordó un total de 25-26 millones de toneladas (MTn). Al analizar la relación entre el volumen con precios firmes y la producción proyectada para la campaña 2023/24, sólo el 9,4% de esta última tendría precios garantizados. Así, el especialista explicó que esta cifra “representa un mínimo histórico y muestra una brecha significativa en comparación con las campañas anteriores, como la 2019/20 o la 2020/21”.
Esta situación se ve agravada, ya que los precios pizarra en dólares de la soja, maíz y trigo están en mínimos de 2020. En este sentido, el economista mencionó que es “muy importante usar cobertura desde la perspectiva del productor” y sumó: “mirando los precios en pesos, disminuyeron en torno a un 40% en términos reales desde mediados de diciembre”.

“Cuando miramos la soja, el promedio de los últimos 8 años indica que a finales de junio el 40% de la cosecha tiene precio firme” detalló. En la campaña actual, el porcentaje de fijación respecto a la producción se encuentra en torno al 4,8%, aunque recién comienza. En el caso del maíz, a finales de junio el porcentaje suele rondar el 45%.  

El encuentro finalizó con comentarios sobre la perspectiva mundial observando buenos niveles de producción en las principales regiones exportadoras. Estados Unidos y países de Sudamérica, por ejemplo, proyectan un aumento significativo en la producción de soja y maíz para el próximo año, según las estimaciones de diferentes instituciones como USDA y Conab, entre otros. Sin embargo, existe una preocupación sobre la capacidad del mercado mundial para absorber esta mayor producción, especialmente con el crecimiento del ratio stock/uso, en el caso de maíz y la demanda sostenida de la soja para biocombustibles. 

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