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Índices de confianza y opinión pública: claves del escenario electoral

Lisandro Meroi, nuestro Research Analyst, analiza cómo la elección en PBA reconfiguró las expectativas de cara a octubre, en un contexto de caída de los índices de confianza y encuestas que reflejan el deterioro en la imagen del Gobierno.

01 de octubre de 2025

Luego del sorpresivo resultado electoral en las pasadas elecciones de PBA, con una diferencia de casi 14 puntos a favor del Frente Patria (cuando la mediana de encuestas indicaba empate técnico), el mercado busca pistas sobre cuáles serán los números del próximo 26 de octubre.

Uno de los indicadores más seguidos es el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella. El mismo mostró hasta julio de este año un nivel consistente con una muy buena elección para el oficialismo, al margen de su lenta degradación desde fines de 2024. Sin embargo, fue en agosto cuando se observó una caída en la imagen de la gestión de -13,6%, levantando una señal de alerta respecto al apoyo de la población. Anteriormente, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) de la misma universidad había caído -13,9% en el octavo mes del año. Por nivel de ingreso, la baja fue de -10,3% para hogares de ingresos altos y -18,3% para bajos. Todos los subíndices retrocedieron, destacando condiciones presentes (-14,9% m/m) y expectativas futuras (-13,1% m/m).

Ahora bien, la incógnita pasó por la evolución de estas métricas en septiembre. La primera publicación, correspondiente a ICC, mostró una relativa calma al caer -0,33% respecto al mes anterior. Subíndices como situación macroeconómica y situación personal mostraron mejoras. A su vez, las condiciones presentes retrocedieron, en contraste a la suba de +6,59% en expectativas futuras.

A partir de estos datos, la atención pasaba a estar concentrada en el ICG. Este lunes se difundió el índice, el que volvió a mostrar una pronunciada baja de -8,2%, acumulando en 2 meses un retroceso de -21% en la imagen de la gestión. En una escala de 0% a 100%, y dada la considerable evaluación de este indicador con los votos del oficialismo, la última lectura se corresponde con una cifra de 38,8%. En función de estos datos, surgen numerosos análisis para intentar extraer conclusiones. Se trata de la menor confianza registrada durante la gestión de Milei, mientras que, comparativamente, es 31,9% menor que la de septiembre de 2017, durante la gestión de Mauricio Macri, y 23,1% mayor que la de septiembre de 2021, durante el gobierno de Alberto Fernández. Vale destacar que es la primera medición luego del caso ANDIS, con el muestreo realizado mayormente post elecciones bonaerenses. También es cierto que no incorpora las recientes novedades en torno al apoyo político y económico de EEUU, conocidas la semana pasada.

En este sentido, la Encuesta de satisfacción política y opinión pública (ESPOP) de septiembre, elaborada por la Universidad de San Andrés, añade consideraciones especiales. En primer lugar, el porcentaje de aprobación del gobierno bajó a 39%, prácticamente en línea con el ICG, mostrando también una diferencia similar a igual momento del mandato respecto a los dos presidentes anteriores. Por otra parte, el informe señala que el 43% de los encuestados cambió su opinión sobre el gobierno luego de los audios en el caso ANDIS, mientras que en lo que respeta a problemáticas de la sociedad, La Corrupción (35%), los Bajos Salarios (34%) y la Falta de trabajo (31%) encabezan el listado. La contraposición entre las nuevas demandas de la población y el objetivo del gobierno (la inflación), se ha establecido entre analistas como uno de los motivos de la derrota en las elecciones, mientras que también tendría su correlato en la actual caída de imagen. Respecto a la gobernabilidad y la búsqueda de consensos, el 56% cree que el presidente debe negociar su agenda con el congreso, al tiempo que el 50% cree que el congreso debería cooperar y negociar con el presidente.

En conclusión, nos encontramos a menos de 1 mes de las legislativas nacionales y el contexto es de incertidumbre respecto no solo al resultado, sino también a las medidas posteriores (que naturalmente estarán influenciadas por el primero). El apoyo financiero de EEUU logró transitoriamente impulsar subas de los activos, aunque los inversores todavía operan con prudencia. Centrándonos en los bonos soberanos en dólares, un resultado que el mercado juzgue como favorable despejaría “el ruido político”, con un potencial de revalorización considerable en caso de que se materialice el financiamiento internacional y veamos una compresión del riesgo país. De todas formas, la volatilidad y el resultado incierto llaman a tener cautela sobre este tipo de activos, teniendo en cuenta los retornos inmediatamente posteriores a los comicios en PBA.

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